Cuando la lismona es grande el santo desconfía, de que desconfía el santo de las intenciones del que da las lismona.
Nunca se puede estar seguro de lo que quiere el otro y eso genera una especie de angustia, y como esa dura nos genera angustia empezamos nosotros a dar respuestas y tratar de adivinar que quiere el otro en realidad, asumimos y presumimos damos una respuesta rápida y avanzamos tal vez nos equivocamos pero ya no tenemos la angustia de no saber que quieren de nosotros.
El bello siete que lo quieren sólo por su belleza, el rico por su riqueza, el poderoso por su poder, porque pensamos tan mal del otro?
El otro sus intenciones es una amenaza para nosotros porque?
Pero si dejáramos de adivinar y le diéramos la chance al otro de demostrarnos que siente, que quiere y porque nos quiere tal vez nos sorprenderíamos, si soportamos esa angustia de no saber que quieren de nosotros tal vez algo nuevo pondría llegar a nuestras vidas, si pudiéramos dejarnos atravesar por el deseo del otro, dejar que quieran algo, dejar que pretendan cosas de nosotros porque eso es existir, el deseo del otro nos atemoriza sentimos que quiere arrebatarnos algo muy preciado pero no es eso en definitiva lo que anhelamos, que nos quieran por lo que seamos por eso que nos hace únicos.
Tocar tu corazón tal vez eso es lo que quiere el otro, cuando quiere al de vos....





